Translate

domingo, 2 de febrero de 2014

Aprendiendo de Lolin.

Hola amig@s:

Viendo que el tiempo no nos da tregua y que irremediablemente debemos quedarnos en casa castigados sin poder deleitarnos con el olor del salitre, hoy voy a tirar de archivo y recordar una de esas jornadas que guardo con cariño en mi memoria. Ahí va:

El despertador sonó muy temprano, pero al pararlo, el recuerdo de que ese sonido estridente iba seguido de una jornada de pesca, iluminó mi cara con una generosa e ilusionada sonrisa. Subí la persiana impaciente y pude observar como las estrellas centelleaban en un cielo claro. Es asombroso lo rápido que puedo prepararme cuando voy camino de hacer algo que tanto me gusta e ilusiona.

Tras unos 40 minutos de trayecto en coche, por fin atiné a ver las farolas del pueblo donde tenia pensado aparcar para comenzar el largo descenso hasta una nueva puesta que había oteado en jornadas anteriores. Se trataba de una zona peculiar que precisa de unas condiciones muy concretas, pero que si estas se dan, el aspecto que muestra es inmejorable.

La previsión no había fallado esta vez y después de 30 minutos de bajada, contemplé la buena pinta que tenía la mar a mis pies. Otra gran sonrisa.

Vista de la puesta al marchar


Después de estudiar las tres posibles posturas, me decanto por la situada más a la izquierda, saco el macizo de sardina, echo unas paletadas y comienzo a preparar la caña pacientemente. Bajo de línea de unos 2 m con un 0,21mm y gamba en el anzuelo. Espero atento a que pase la serie y lanzo. Tremenda picada!!! Al otro lado de la línea un sargo de los que hacen retorcerse a la caña. La boya se enterraba en las profundidades y corría de un sitio para otro a velocidad de vértigo. Treinta largos segundos de pelea y por fin atino a ver el hermoso ejemplar, lo arrimo con tiento al cantil y empiezo a izarlo lentamente. La caña dobla y dobla y... ya tengo uno en el caldero!!!

Ato un nuevo anzuelo, inserto otra gamba, tiro una nueva paletada de engodo y lanzo. Otra picada!!! Esto promete...

Despues de haber gastado nueve gambas ya tenía sus correspondientes nueve peces en el cubo. Pero con la décima no encontré homólogo, ni con las dos siguientes y eso, en este día, parecía una decepción. Miré de reojo la puesta de la derecha y me hizo sacar la boya del agua. Recorrí unos 20 metros y probé suerte en ese nuevo escenario. Dos cucharadas de sardina y... sargo fuera!!!

Hoy todo parecía tan fácil que un número se repetía en mi cabeza, 25, cuando tenga 25 me voy me decía. Sabía por experiencia que no me cabían más de esos en el caldero y que el congelador de casa ya estaba a tope, así que me puse esa meta entre ceja y ceja. Lo impresionante de esta jornada es que en menos de dos horas y media ya los tenía y que aún faltaban dos horas más para la pleamar. Rara vez se encuentra uno con tal frenesí entre estos espáridos.

Gran jornada: 25 sargos en menos de dos horas y media


Después de recoger todos los enseres, el ascenso fue especialmente costoso por aquellos empinados riscos. Cuando por fin llegué al punto de partida, el aliento me faltaba cual si hubiese coronado un 8000. Buscando descanso, me tomé unos minutos contemplando aquellas vistas que se mostraban orgullosas ante mí y partí de nuevo hacia el pueblo. Al llegar me crucé con un paisanin muy entrañable que me saludó afablemente y con el que terminé charlando de pesca mientras picábamos un poco de chorizo casero que sacó orgulloso de su despensa. Me contó que cuando él era guaje, su padre le obligaba a ir con él a pescar sargos y que eran jornadas muy pesadas, porque llegaban, macizaban generosamente con restos de sardina, lanzaban con las cañas de bambú a punta vara y sacaban peces del agua hasta que llenaban por completo un saco de cuerda de 50 kg. Impresionante.

Tras más de una hora y media de conversaciones y anécdotas, me despedí con un buen apretón de manos y con la promesa de que la próxima vez que volviese le picaría en casa para charlar otro rato. Le dejé 9 ó 10 sargos en el fregadero y me fui de vuelta para casa.

Para finalizar, no puedo despedirme sin compartir con vosotros una frase que mi nuevo amigo Lolin me dijo mirándome con esos ojos más vivos y azules que el mismísimo Cantábrico: "si ahora hubiese tantos sargos como hace 50 años, dentro de 50 años estaríamos igual que ahora, así que igual es mejor que no haya tantos, para que dentro de 50 años, tus nietos puedan seguir pescando sargos". Va por ti amigo.

Un saludo y buena pesca.











6 comentarios:

  1. Aupa Urbano.Sabia la frase de tu amigo Lolín.También la diría yo.Será porque somos mayores y tenemos más consciencia de las salvajadas de pescas que hacíamos antaño.
    Pero bueno,sargos,sigue habiendo y no creo que nosotros los pescadores de caña los exterminemos.Hay otros factores y circunstancias.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Completamente de acuerdo Gelín. Ojalá todas las artes de pesca fuesen tan respetuosas y poco invasoras como la nuestra.

      Saludos.

      Eliminar
  2. Aúpa Urbano, estoy totalmente de acuerdo con lo que te comenta Gelin, y de de esto sabe un rato, je,je,.
    Bonita salida de pesca, esas son las que hacen afición y las que nos tienen enganchados, je,je,.
    SALUDOS.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Cesar!!!
      La jornada fue muy buena, tanto a la hora de pescar como a la hora de compartir momentos entrañables con este pescador de pura cepa. A veces se aprende más escuchando en una hora que en un año de salidas. Me encanta oír historias de las de antes.

      Saludos.

      Eliminar
  3. felicidades por el blog urbano!!!y de la pescata ya sin palabras,ya estoy esperando por otra entrada de las tuyas tan interesantes.un saludo

    ResponderEliminar